A veces, al visitar a algún profesor, la realidad supera a la ficción
Hoy la idea era madrugar para ir al gimnasio, en un segundo intento de engancharme a la rutina – después del primer fiasco -, pero no fue posible, la fuerza de la pereza fue superior a mi y acabé levantándome a las 10, eso si prometiéndome que iría por la tarde (juas).
Cuando llegé al aparcamiento del campus, con un compañero, me quedé sorprendido por el número de Audis por metro cuadrado que había en aquel lugar. Que pasará aquí? De camino a la facultad (un buen trecho puesto que el aparcamiento estaba repleto) nos encontramos con un señor que nos paró para preguntarnos donde quedaba la facultad, le dijimos que íbamos de camino y nos acompaño; la verdad era un tío majo, que resultó ser el alcalde de Ourense – que pena enterarme a última hora, ya le hubiese comentado algo sobre soft libre, Trisquel…- y venía a la investidura del nuevo rector. No teniía ni idea de que fuese allí.
Después de hacer todas las movidas a las que íbamos (revisión de examen básicamente) y cuando nos disponíamos a irnos a casa, llegó la mala noticia del día, mi primer coche, el único que me puedo permitir – y que pague de mi bolsillo – había decidido dejar de funcionar, por suerte al llegar el tío de la grúa y por el método tradicional – un martillazo certero en el motor – consiguió revivirlo aunque no se sabe durante cuanto tiempo 🙁 .
Debo decir que contra todo pronóstico, finalmente fui al gimnasio e incluso llegue a sudar (un poco).
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